Unas 70 scooter restauradas y 200 personas se implican en el Burgos Scooter Fest cuya sexta edición se celebra hasta hoy
El sexto Burgos Scooter Festival concentró a más de 70 motos clásicas de los 50, 60 y 70 y permitió que más de 300 personas de estética retro inundaran las calles de Burgos y sembraran el olor de aceite Castrol y gasolina por las carreteras secundarias hasta San Adrian de Juarros y por el trazado del antiguo ferrocarril minero de la zona.
El sexto Burgos Scooter Festival concentró a más de 70 motos clásicas de los 50, 60 y 70 y permitió que más de 300 personas de estética retro inundaran las calles de Burgos y sembraran el olor de aceite Castrol y gasolina por las carreteras secundarias hasta San Adrian de Juarros y por el trazado del antiguo ferrocarril minero de la zona.

Una exhibición de las pequeñas avispas de la carretera, frente a las lambrettas italianas se pudo ver durante la mañana de ayer al inicio del Paseo del Espolón. La gran mayoría piezas originales y restauradas porque no sólo de comprar motos viven los adictos a las scooter. «A algunos nos ha gustado y hemos comprado la moto cuando éramos chavlaes pero la gran mayoría de las que están aquí son las auténticas», señala el presidente del Scooter Club Burgos, Gonzalo Letona.
El aire vintage y retro toma mucho peso en esta cultura urbana y el principal elemento que les distingue, su moto, se busca que sea auténtica. «La mayoría son motos que estaban olvidadas en bodegas, garajes o bazares y que la gente ha ido restaurando de una forma muy respetuosa con el original», señala Letona. De ahí que en la concentración del Espolón la mayoría de las piezas fueran de la década de los 60 y 70 y también se colara por allí algunos de los modelos más clásicos de los 50.
Esta búsqueda de la pureza original de las piezas hace que los miembros de esta tribu urbana estén en contacto de forma permanente. «El mantenimiento y recuperación de las piezas sí que es costoso y cuando tienes un problema no es fácil buscar solución entonces lo que prima es la colaboración entre nosotros, generando nuestros mecánicos propios que nos dan consejo y buscando las piezas en internet ya que la mayor parte de ellas están en el extranjero», señalan.
De ahí que la asistencia a festivales como el que se celebra en Burgos hasta hoy sea un punto de encuentro. «La gente suele ser muy fiel al festival, no es la primera vez que vienen ya que la mayoría se van con buen sabor de boca y suelen repetir mucho en Burgos», apuntan con orgullo los organizadores. En la cita hay scooter matriculadas en Asturias, otras en Catabria, también de Castilla La Mancha y, por supuesto, de las provincias limítrofes.
Para todos ellos se preparan una serie de actividades con el objetivo de recrearse en la conducción de la moto. «Nos gusta viajar por carreteras secundarias, despacio, es una manera muy diferente de lo que entendemos como un viaje en moto, disfrutando del entorno, de la conducción», señala. Este trayecto lo han realizado entre Burgos y la comarca de Juarros. Concretamente en San Adrián han podido conocer el sendero del ferrocarril minero y terminar de disfrutar de la conducción ‘slow’ en Villagonzalo, donde acabó el trayecto.
Pero en algún momento aparcan su scooter, se quitan el olor de gasolina de encima y empiezan a disfrutar de la música. El festival ha contado con las actuaciones este fin de semana de The Beatnicks Unit, un grupo de música surf formado por bandas del género como The Imperial Surfers o los Derrumbes. El sábado pudieron disfrutar del grupo catalán Vader Retro, el nuevo proyecto del guitarrista del grupo de revival mod Brighton64, Albert Gil. El festival terminará hoy con la entrega de un disco de vinilo conmemorativo con canciones de los dos grupos que han puesto banda sonora a una concentración motera que confirma el acierto de dedicar este Scooter Fest de Burgos en mayo y no en abril para no tener que lidiar con la nieve.
Fuente: El correo de Burgos
El aire vintage y retro toma mucho peso en esta cultura urbana y el principal elemento que les distingue, su moto, se busca que sea auténtica. «La mayoría son motos que estaban olvidadas en bodegas, garajes o bazares y que la gente ha ido restaurando de una forma muy respetuosa con el original», señala Letona. De ahí que en la concentración del Espolón la mayoría de las piezas fueran de la década de los 60 y 70 y también se colara por allí algunos de los modelos más clásicos de los 50.
Esta búsqueda de la pureza original de las piezas hace que los miembros de esta tribu urbana estén en contacto de forma permanente. «El mantenimiento y recuperación de las piezas sí que es costoso y cuando tienes un problema no es fácil buscar solución entonces lo que prima es la colaboración entre nosotros, generando nuestros mecánicos propios que nos dan consejo y buscando las piezas en internet ya que la mayor parte de ellas están en el extranjero», señalan.
De ahí que la asistencia a festivales como el que se celebra en Burgos hasta hoy sea un punto de encuentro. «La gente suele ser muy fiel al festival, no es la primera vez que vienen ya que la mayoría se van con buen sabor de boca y suelen repetir mucho en Burgos», apuntan con orgullo los organizadores. En la cita hay scooter matriculadas en Asturias, otras en Catabria, también de Castilla La Mancha y, por supuesto, de las provincias limítrofes.
Para todos ellos se preparan una serie de actividades con el objetivo de recrearse en la conducción de la moto. «Nos gusta viajar por carreteras secundarias, despacio, es una manera muy diferente de lo que entendemos como un viaje en moto, disfrutando del entorno, de la conducción», señala. Este trayecto lo han realizado entre Burgos y la comarca de Juarros. Concretamente en San Adrián han podido conocer el sendero del ferrocarril minero y terminar de disfrutar de la conducción ‘slow’ en Villagonzalo, donde acabó el trayecto.
Pero en algún momento aparcan su scooter, se quitan el olor de gasolina de encima y empiezan a disfrutar de la música. El festival ha contado con las actuaciones este fin de semana de The Beatnicks Unit, un grupo de música surf formado por bandas del género como The Imperial Surfers o los Derrumbes. El sábado pudieron disfrutar del grupo catalán Vader Retro, el nuevo proyecto del guitarrista del grupo de revival mod Brighton64, Albert Gil. El festival terminará hoy con la entrega de un disco de vinilo conmemorativo con canciones de los dos grupos que han puesto banda sonora a una concentración motera que confirma el acierto de dedicar este Scooter Fest de Burgos en mayo y no en abril para no tener que lidiar con la nieve.
Fuente: El correo de Burgos